sábado, 8 de marzo de 2008

Laura y el Osimax

La única persona que me hace sonreir en este mundo es Laura.

Laura tiene unos treinta y tantos años y sabe seducirme. Viene a verme todos los jueves al hospital porque es la representante de un laboratorio que produce un caro medicamento para la osteoporosis: el Osimax. Yo sé que ese medicamento no sirve para nada y Laura sabe que yo sé que no sirve para nada. Pero ella llega todos los jueves, a la una de la tarde, abre la puerta de la consulta y con su perfecta sonrisa me dice:

-Hola Doctor Matamoros, ¿puedo pasar?

Mientras tanto, ya ha entrado, ya se ha sentado delante de mí y mientras me habla de las falsas delicias de su medicina, me permite mirarle sutilmente el escote.

Por eso, cuando me llega una vieja con osteoporosis y cara de querer tomar pastillas, yo le receto el Osimax aún sabiendo que de poco le va a servir. Ya sé que es mala praxis recetar placebos, pero estoy dispuesto a cargarle fármacos inútiles a la Seguridad Social con tal de que Laura siga viniendo puntualmente a visitarme. ¿Y qué queréis? Al fin y al cabo, es el único momento de la semana en el que soy un poco feliz.