miércoles, 2 de enero de 2008

Habitación 215: ¿Pero dónde estoy?

No recuerdo mucho de lo que ocurrió anoche, ni tampoco el por qué he acabado en esta pensión. La cama es bastante amplia, y podría asegurar que no he dormido solo. Eso sí, no hay ni rastro de mi acompañante, quien quiera que fuera.

[...]

Me he tomado un tiempo para dar una vuelta por la pensión, y de momento, no sé si será por la fecha en la que estamos, la noto un poco vacía. Sólo me he cruzado un par de veces con el botones, con el que he intercambiado un par de miradas.

También, hace un rato, bajé a pagar mi cuenta, y me dijeron que mi acompañante ya pagó por mí al irse, y que además, lo ha hecho por una cantidad suficiente para que me quede todo el mes, si así lo deseo.

Ya que el ambiente en esta pensión es tranquilo y me viene bien para trabajar (soy escritor vocacional y de profesión), he ido a por mi portátil y me quedaré aquí unos días, más que nada, por curiosidad, ya que si mi acompañante ha pagado un mes completo, igual es que tiene pensado volver.

Lo que más me intriga de todo es asunto (y yo soy de naturaleza curiosa) es por qué no recuerdo nada de los hechos que me llevaron a terminar aquí.

Ahora tengo mucho sueño, y sólo me apetece dormir, así que me retiro a mi habitación.

Por cierto, no me he presentado. Me llamo Edward Vaughn, pero podéis llamarme Ed, y soy escritor de novelas de misterio. Es posible que incluso hayais leido algo mío, pero no os desvelaré el pseudónimo que utilizo para publicar. Me hospedo en la habitación 215.